Archivo de la categoría: Ópera

Il Tabarro

Il Tabarro:
Una opera sobre el deseo
El deseo motiva al ser humano, es una especie de gasolina, que mueve al hombre a transformar pero también a destruir, en muchos casos el deseo es la causa del encuentro pero también del desencuentro entre los hombres. Con el deseo, el hombre interpreta su realidad y la transforma. Es la opera Il Tabarro un claro ejemplo de cómo el deseo, puede llevar al ser humano a actuar y esta acción puede ser totalmente irracional, pero aún así, ésta busca encontrar una orientación, un punto de anclaje, en la situaciones donde todo sentido es negado, no sólo por las circunstancias sino también por la sociedad.
Es muy importante entender el contexto de esta opera, pues no está situada en la corte, ni mucho menos es una historia sobre la burguesía de una época y sus superfluas vicisitudes, sino está situada en el último escalafón de la sociedad de principios del siglo veinte, donde los personajes tienen una característica en común: son pobres. Es está pobreza la que dispara la acción y trama de esta obra. En una sociedad de clases donde sólo las personas con capacidades económicas son las que heredan la tierra y posibilidades, Il Tabarro nos ubica en el último escalafón de la sociedad: un grupo de estibadores; cargadores en un muelle, tripulación de un barco, son ellos los personajes principales, y es a partir de ellos, personajes frustrados, negados por las limitaciones económicas, desde dónde se nos narra la historia. En ella, el centro donde todo gira y es arrastrado, es el deseo como fuerza creadora, pero también destructora. Los personajes buscan desde su pobreza encontrarle sentido a su vida a través del deseo, la negación que la sociedad les otorga y prohibe de alguna manera encontrar el descanso necesario y la felicidad soñada. De tal manera que sólo esta fuerza (el deseo) les sirve como combustible impulsor de sus vidas y búsqueda de afirmación ante la negación social.
La pobreza demuestra su sinrazón de manera cruda en esta obra, donde los estibadores buscan en su objeto de deseo, la tabla de salvación que de sentido a su vida, que sirva como un punto desde dónde se sostenga su mundo. Rodeados de carencias, con un trabajo extenuante y monótono, los personajes se aferran a la vida a través de su objeto de deseo, es más, este objeto causa de deseo, es una especie de faro que orienta y da sentido al trajín diario.
El objeto de deseo o objeto causa de deseo, es para el individuo, el elemento con el cual recuperará en su vida el sentido, pues se capta una cierta falta o carencia vital y esta carencia motiva la búsqueda de un elemento que llene ese vacío, así el individuo encuentra que cierto objeto, el objeto causa de deseo, es el que llenará ese vacío existencial. Es así que el ser humano busca enmendar esa carencia con el objeto del deseo, así el deseo al encontrar un objeto, como fin de su búsqueda, se orienta hacia él, y orienta a su vez la existencia del sujeto. Es necesario subrayar que el objeto causa de deseo es limitado o insuficiente pues como objeto no logra sustituir esa falta vital, es un paliativo del vacío, sin embargo funciona como detonante del deseo y de la existencia. En Il tabarro cada uno de los personajes es consciente de esta carencia, de hecho la trama gira en torno a este binomio carencia-deseo, donde las motivaciones internas de cada uno están enlazadas en el conocimiento de la negación y búsqueda de la superación de la misma por medio del objeto de deseo.
En la desesperanza que rodea a los personajes, el deseo es como una gota de agua en un desierto, con el cual buscan apagar la sed, la sed de algo más, algo que no se alcanza, que no se logra asir, pues el objeto de deseo que aparenta ser el salvavidas con el cual la vida logrará retomar su cauce negado por la sin razón de la pobreza, es una piedra que hunde hacia lo más profundo y oscuro del corazón humano, en donde la muerte se muestra como la única salida viable a la irracionalidad.  La pace è nella morte! (!La paz está en la muerte!) proclama Michele casi al final de la ópera, en la espiral del deseo, se cree que se está alcanzando lo inalcanzable, el objeto de deseo, el cual aparenta ser el detonante con el que se sale de la sinrazón, pero en Il Tabarro, se descubre lo contrario, es este mismo objeto el que hunde cada vez más en la sinrazón, en la oscuridad del mundo, y el único final aparente de esta espiral, es la muerte.

De tal manera que la muerte o su sombra que amenaza, es la que parece que, ante el nudo gordiano de la existencia y el deseo, da solución cabal a la sinrazón y negaciones de la pobreza, a la búsqueda del objeto perdido, a la vida y sus vicisitudes. Así en esta obra, con la muerte, el deseo y su objeto se encuentran, la solución es la dureza de la muerte, su presencia irracional, pero inevitable, esa sombra que recorre la existencia y que lo más cabal es asumirla de frente. Así parecería que esta obra apunta hacia una pregunta fundamental, ¿Cómo vivir, sí la muerte es inminente?
Lic. Juan Carlos Baena Silva


De Opera y Zarzuela

Este fin de semana he presenciado un espectaculo digno de ser mencionado, se presentó en la ciudad de Hermosillo, cuna de la aridez cultural, la opera Il tabarro y en el mismo programa el tercer acto de la zarzuela Don Gil, dentro del marco de las fiestas del pitic. La verdad fue una muestra de cómo con poco presupuesto, y mucho talento se pueden hacer una producción excepcional. Los cantantes principales, mostraron una maestría especialmente para cantar a puccini, algo harto difícil, ellos nos conducieron por esta historia de amor y desamor, de deseo y desencuentro. Aunque la mayoría de los cantantes provenían del coro de culiacán también contamos con talento sonorense, Luis Camarena y Margarita. Me parece necesario apoyar este tipo de proyectos. Felicito al Clan (Compañia Lírica del Noroeste).